miércoles, 24 de abril de 2013

15 y 22 de abril de 2013. Todo sobre ruedas.

Tras varias jornadas algo tormentosas (ya comentadas), estos dos últimos lunes han sido como un bálsamo.
Comenzar a pintar a mi otra hija para salir del agobio de los anteriores días fue un acierto. 
Liberado de esa tensión (adicional a la que "me" traigo al taller), el pincel volvió a fluir. Piezas grandes del puzzle, tonos que se repiten aquí y allá a lo largo de la cara, espacio para poder equivocarme y rectificar... Todo va sobre ruedas.

El día 5 de abril avancé bastante con el resultado que veis a continuación:
Detalle del cuadro a 5 de abril de 2013
 Incluso el cabello enmarañado, que parecía no encajar con el resto, empieza a cuadrar. Al colocar la frente se va también colocando el pelo.
Esa naricilla me suena. Y ese mentón también. La cosa pintaba bastante bien cuando terminé la clase.


¡Ah!, no se me puede olvidar: ¡Fernando Alonso venció en Shangai! 
Primera (y seguro que no última) victoria de la temporada. 





El 22 de abril, continué por la misma senda, completando la frente, mejillas, barbilla,... sin problemas. Tampoco grandes cosas que contar. La clase transcurrió tranquila.
Detalle del cuadro a 22 de abril de 2013.
Uno de los avances que más se aprecia con respecto al día 5 de abril es ese perfilado oscuro que separa la barbilla del cuello de la camisa. El contraste realza la curva del "cachete". Pues bien, hasta 3 veces lo tuve que repetir. Cada vez que lo pintaba E. me decía: "Más oscuro". Al terminarlo por tercera vez me dio el visto bueno y yo le dije: "Que conste que lo he pintado pero no lo veo tan oscuro
Ahora, al observar la foto, SÍ lo veo. Claramente. ¡Tenías razón, profe!


Por desgracia, las noticias del día anterior sobre el GP de Barhain de F1 no fueron tan buenas como en China. Alonso, que tenía todo a favor para volver a ganar, sufrió una inexplicable avería en el sistema DRS y tras luchar como un campeón sólo pudo ser octavo (¡y gracias!). Lo peor fue que Vettel venció de calle. 30 puntos les separan ya.
Próxima estación: Barcelona. Corremos "en casa".

Para finalizar, un vistazo general. Poco a poco, va saliendo, ¿no?
Estado del cuadro a 22 de abril de 2013.

El Aprendiz

viernes, 12 de abril de 2013

8 de abril de 2013. Adelante.

Tras mi embotamiento de la clase anterior, afronto la clase de hoy con más tranquilidad. Me queda poco para terminar la primera cara. No obstante, soy consciente de que me queda lo más complicado: La boca y, sobre todo, los ojos.
El otro día dejé la boca a medias, pero no me gustó cómo estaba quedando. Parecía estar torcida. 
Además, mi hija mediana tiene los dientes un poco separados y tengo miedo de no pintarlos bien y que quede una boca "fea", cuando realmente no lo es.

Afronto el reto de hoy tratando de no ponerme nervioso, mirando sólo zonas de color, colocando piezas del puzzle. Si soy lo suficientemente "fino", debería salir. 
Voy pintando y, por primera vez desde hace un par de clases, voy siendo consciente de lo que pinto. Quiero decir que voy viendo qué parte es diente, cuál es labio, etc. (os podrá parecer raro esto, pero muchas veces voy rellenando "puzzle" sin saber qué estoy pintando exactamente. Es un error que cometo a menudo: No mirar qué estoy pintando)

Poco a poco va saliendo hasta que por fin, la termino. 
Aquí está:
Detalle de la boca a 8 de abril de 2013

Veo que no me dará tiempo a comenzar los ojos. E. me comenta que sería bueno dejar los ojos para más adelante y comenzar con otra cosa para "descansar un poco".
Esto mismo me lo propuso el lunes pasado, pero yo estaba bloqueado y no hice caso. Hoy me parece bien. Además, la idea de afrontar los ojos me da miedo, porque es el punto más crítico. Por otra parte, si me relajo un poco comenzando otra cara, podré afrontarlos con nuevas fuerzas y más optimismo. 
Me va apeteciendo empezar una cara nueva. Decido que voy a seguir el consejo de mi profe. Creo que seguiré con la cara del centro.
Pero antes de empezar, E. me sugiere un ejercicio: Mirar la cara, ver y describir los colores que hay, y dónde se repiten.

¡Qué difícil es describir un color! Casi siempre nos limitamos al "es rojo", "es rosa", o sobre todo... "es marrón". Pero la cosa cambia cuando hay que decir si es cálido o frío. Qué matices tiene...

¡Qué ejercicio tan útil y necesario para mí!

Tras el ejercicio, planteo un poco un par de zonas de la nueva cara y recojo. He comenzado un nuevo rompecabezas. Miro el cuadro y hago la foto de rigor:
detalle del cuadro a 8 deabril de 2013.

Hoy me voy moderadamente satisfecho, mucho más que los días anteriores.


El Aprendiz.




lunes, 8 de abril de 2013

1 de abril de 2013. Ofuscación.

Parece que en todo trabajo hay un momento de ofuscación, o varios, en los cuales no sabes cómo seguir y, por más que te orienten y te aconsejen, no entiendes y te bloqueas. Los que me leéis recordaréis que esto ya me ocurrió a mí con la cara de mi "querido chino". El otro día me volvió a ocurrir. También con una cara, esta vez la de mi querida hija.

Al llegar a clase, cansado del día (como últimamente), me topo de frente, sin anestesia, con otro problema de tonos. Los claros y los oscuros otra vez. 
Como en la clase anterior, me dispongo a corregirlo. Pero cuando corrijo uno, veo otro, y otro... errores encadenados... 
Me da la sensación de que tengo que corregir uno detrás de otro, ¡y así media cara!

Me cabreo.

E. trata de explicarme que no es así, pero yo me agobio más y más. Me he bloqueado y no entiendo lo que me explica.  Para que me relaje un poco, E. me recomienda que deje eso y empiece con otra cara, pero yo no quiero. Me niego. ¡Quiero terminar con ésta de una vez!


En casa tenemos un cuento  que se llama "¡Soy un DRAGÓN!"

Sinopsis: Mamá ha dicho otra vez ¡No! ¡Siempre hace lo mismo! No me parece justo. Y me enfado. Y cuando me enfado me convierto en un dragón que lo destroza todo a su paso

Es un libro educativo, muy bueno para que el niño comprenda qué le ocurre a él y a las personas que le rodean cuando tiene una "rabieta". Al transformarse en un dragón deja de escuchar y sólo grita... hasta que al final se queda sólo porque los demás se asustan. Entonces se da cuenta, llora, vuelve a ser un niño y sus papás le abrazan de nuevo. 

Lo que yo tuve el otro día es una "rabieta" en toda regla.

Trato de reconducir mi frustración y me tranquilizo un poco.
Llegamos a un acuerdo, yo prometo tranquilizarme y hacer caso a E., pero quiero seguir con con la boca de la niña. 

Entonces buscamos un "truco" con un tono intermedio (entre el claro y el oscuro que están cambiados). Es como un "parche", pero soluciona el fallo de tonos.
Este parche da resultado y la cara se equilibra de nuevo. Ya puedo avanzar. 
Llegado el momento de terminar la clase, he progresado algo, pero poco, muy poco. 
Detalle del cuadro a 1 de abril de 2013

La boca no me gusta demasiado, pero tiene arreglo, creemos. Podía haber sido peor. Al menos he seguido adelante.
Como veis, sigo mostrando su cara. No porque no se parezca, sino porque aún es una "desconocida". Lo pienso y llego a la conclusión de que a la hora de reconocer a alguien, los ojos lo son todo...

Hoy he mirado la fecha en que comencé este trabajo: 26 de noviembre de 2012. Hace ya mucho tiempo y queda tanto por pintar aún... 

Mi compañera C. ha estado callada todo el rato, escondida detrás de su lienzo. Yo creo que un poco sorprendida de mi reacción. Luego me dice que ella tampoco tiene un día muy inspirado, que no acierta con los colores. Un día, si ella me da permiso, os enseñaré su trabajo. 


El aprendiz.



martes, 2 de abril de 2013

¿Hiperrealismo, para qué?

Leo en el diario que se inaugura en el Museo Thyssen una interesante exposición antológica sobre el Hiperrealismo: "Hiperrealismo 1967-2012". He aquí el cartel de la exposición:
Sin título. 1971. Don Eddy.
Contrasta grandemente esta exposición con otra que se puede visitar todavía en el mismo museo: "Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh". Y éste es su cartel:

Esta otra exposición se basa precisamente en la idea de la pintura al aire libre, directamente del natural.

El Hiperrealismo (fotorrealismo) surge a mediados de los años 60 como contraposición al surrealismo y al arte abstracto. En el folleto de la exposición se puede leer: "su definición establecía que eran “fotorrealistas” aquellos artistas que empleaban la cámara fotográfica sin reparos como instrumento para la pintura, trasladaban al lienzo la imagen empleando recursos mecánicos, semimecánicos o técnicos, con una ejecución minuciosa que permitía la realización de pinturas cuya nitidez producía una ilusión fotográfica.

Como aprendiz de fotógrafo y de pintor, me interesa mucho esa tenue línea de separación que separa ambas artes, continuamente traspasada. De hecho, como es sabido, numerosos pintores usan la fotografía como medio, inspiración o incluso como herramienta para sus obras.

Pero volviendo al tema objeto de este "post"...  ¿Cuántas veces hemos oído ante una pintura hiperrealista la expresión: "¡Qué bien hecho está, es como una fotografía!"?

Aunque le concedo mucho mérito técnico al Hiperrealismo, suelo concluir en que como corriente pictórica no tiene mucho sentido: ¿Por qué pintar la realidad, tal y como se ve? ¿Por qué "pintar fotografías"?
¿Para qué? 

A mi juicio, la fotografía debe PLASMAR la realidad, CAPTURARLA. Sin embargo, la pintura debe INTERPRETAR dicha realidad, TRANSFORMARLA.

La mayoría de nosotros cuando nos ponemos delante de un cuadro hiperrealista nos asombramos (yo me incluyo) Valoramos mucho el esfuerzo realizado y la técnica empleada. Y tendemos a valorarlo más cuanto más se parece el cuadro al modelo, dejando en un segundo plano el modelo en sí.

Un burdo ejemplo:
Si miramos un cuadro de un perfecto váter, nos sorprenderá lo bien que está hecho y lo valoraremos mucho. Pero no deja de ser un váter. Sin embargo si lo que vemos es una foto de ese mismo váter, nadie lo valora. ¿Porqué?

Un ejemplo menos burdo y más visual:
Plaza Mayor. Antonio Guzmán Capel.
Sin duda, impresionante "foto". Mi pregunta es: ¿Tiene interés esta escena?
Si yo hiciera esta "foto", para mí sería de las buenas (buen encuadre, buena luz...), pero desde luego no la colgaría en una de mis paredes. Sería una más. Sin embargo, con casi total seguridad sí lo colgaría por ser una pintura.

El esfuerzo técnico que supone pintar con tal nivel de detalle para que el resultado final sea... una "foto"... ¿tiene sentido?. Para mí no, al menos a primera vista. 


Hasta aquí la reflexión inicial. Pero también pienso que debe haber algo más que no veo, algo que estoy pasando por alto. Quiero pensarlo dos veces y observar más, a ver si descubro si lo que puede parecer una simple representación fotográfica de algo, esconde algo más.

He querido profundizar más en la obra de Antonio Guzmán Capel (el del ejemplo de antes), buscando ese "algo más". Y he encontrado  estos ejemplos (www.antoniocapel.com):
En la cama. Capel.
abs 2b. Capel.
Ciertamente, descubro mucha expresividad, una armonía, una tremenda sensación de textura (a la derecha). Mucho más "pictórico, ¿no?. Aunque debo decir que me parece totalmente exagerado el calificativo de " "el mejor pintor español vivo" (lo he leído por ahí...)


También he buscado otros "hiperrealistas" españoles, en mi afán por encontrar explicación. 

Splash. Oscar Casavalle.

Oscar Casavalle dice en una entrevista:"Cuando encuentro una foto que me dice algo siento que me llama es como amor a primera vista y la observo por días, la dejo y la vuelvo a mirar, siento que jugamos y nos dejamos seducir hasta que abordo sus formas, su luz y estructura, es ahí cuando descubro lo que esta encierra y la empiezo a transformar hasta pasarla a la tela"


Mi impresión personal en este caso es que partiendo de la imagen fotográfica se transforma, se crea una escena, una realidad.









Ruben Belloso (Sevillano, ¡¡¡26 años!!!) dice:
"Aunque a una determinada distancia es fácil confundirlos con fotografía, mi obra intenta desmarcarse un poco de ella. Cuando el espectador se acerca a la obra, puede ver el gesto del artista, los colores utilizados y el proceso creativo de la obra"

Basicamente retratista. Pinta con Pastel. Éste es su blog: rubenbelloso.blogspot.com

 

Impresionantes retratos, recomiendo visitar su blog. Son muy expresivos. Y muy, muy fotográficos, muy como de "National Geographic" (no digo más...)

Hay muchos, muchos autores. Realmente, adentrarse en el hiperralismo es apasionante, como cualquier corriente artística, aunque yo sigo pensando que salvo en casos contados, no me aporta demasiadas sensaciones, aunque sí despierta mi admiración.


No puedo terminar sin mencionar a Antonio López. Los que me seguís ya conocéis mi admiración por éste MAL LLAMADO hipperrealista. Antonio López SIEMPRE corrige a aquellos que le definen como Hiperrealista. Y ciertamente para mí NO LO ES. Tan sólo hay que observar de cerca sus cuadros "perfectos" para ver que son realmente IMPERFECTOS, llenos de marcas, correcciones y incluso anotaciones escritas. Resulta impresionante descubrir todo aquello y luego, al volver a alejarse, observar de nuevo esa "perfección" tan característica. 

Y si algo caracteriza a Antonio López es su obsesión por pintar al natural. No usa la fotografía para nada. 
Es conocido por tardar años en terminar sus cuadros porque sólo pinta  unas horas determinadas de días determinados, para captar una determinada luz.

Por eso y por el carácter algo "esotérico" de sus obras, que TRANSFORMAN la realidad desnuda, lo de Antonio López se viene llamando  "Realismo Mágico".




He aquí un ejemplo :

Váter y ventana. Antonio López
A simple vista, muy "realista". Mirando mejor observamos que nos muestra "otra" realidad. El váter y la ventana están en planos distintos, ¡Quien sabe si en cuartos de baño distintos!


Me doy cuenta de que no he puesto ningún cuadro de la exposición del Museo Thyssen (salvo el del cartel de la exposición) No importa. Supongo que cuando la vea, mis impresiones me darán pie a volver a escribir sobre el tema. 


El Aprendiz.

lunes, 1 de abril de 2013

25 de marzo de 2013. Claros, oscuros y viceversa

Me está constando empezar a escribir este "post".

Quería empezar mencionando la Semana Santa , o la desafortunada actuación de Fernando Alonso en el circuito de Sepang (¡primera gran oportunidad perdida!)
En ninguno de los casos he sabido escribir algo medianamente coherente, así que he terminado borrando lo escrito varias veces.
Dada mi falta de inspiración, creo que lo mejor es dejarse de introducciones e ir directamente al relato de la última jornada en el taller.

A pesar de que el último día no estuve especialmente afortunado (ver anterior post), llegué al taller el 25 de marzo con ganas de corregir el error de claro-por-oscuro y viceversa. Al final no era para tanto: Hacer los colores adecuados y tapar de nuevo, esta vez cada tono en su sitio.

En seguida había "dado la vuelta a la tortilla":
25 de marzo de 2013. Detalle de los cambios de tono.

Lo cierto es que el cambio funciona, ¡Vaya si funciona! 
Es increíble el efecto contrario. Ahora sí veo la forma de la cara. 
Me quedo pensativo. Por un lado, admirado del conocimiento del color y las dotes de observación de mi profesora. Por otra parte, pienso qué pasaría si yo tratase de pintar sólo: No acierto con los colores y, peor aún, no sé mirar el modelo...

En fin, animado por el éxito de los cambios, me dispongo a continuar, esta vez sin objetivos, pero con la esperanza de terminar viendo la cara de mi niña cada vez más definida.
Y relleno "piezas" claras del puzzle, y complemento con las oscuras. 
Y voy rellenando.

Mientras tanto, mi compañero R. por fin ha terminado su primer trabajo y llega la hora de firmarlo y ponerle nombre. ¡Gran momentazo! Un aplauso para él. No le gusta demasiado. ¡Vaya novedad!, a todos nos ha pasado, pero con el tiempo lo va a apreciar más y le tendrá mucho cariño, estoy seguro.

Y mientras, rellenando rellenando, se termina la clase.
Entonces hago mi ritual de siempre. Me levanto, me alejo, miro, y veo esto:
25 de marzo de 2013. Detalle de la cara.
¡Y me gusta!  Sigo viendo a mi hija en esa cara.

Anécdota del día: Tomo el IPad para hacer la foto de rigor (la que os acabo de mostrar) y observo con gran alegría que la cámara, al enfocar, ¡reconoce una cara! (ya sabéis, lo de recuadrar las caras que aparecen en el visor) Será una tontería, pero reconozco que me hizo mucha ilusión.
Hoy me voy mucho más satisfecho que el otro día.

NOTA: Si sigo así, pronto tendré que dejar de mostrar la cara... se parece demasiado. Aunque eso es buena señal y me hace sentir contento, ahora me da pena que no lo veáis. No sé qué haré al final.
El aprendiz